Miley Cyrus presentó su joyería estrafalaria, hecha con cuentas de letras del alfabeto, pequeños juguetes y muchos objetos coloridos en el desfile del diseñador Jeremy Scott que se llevó a cabo el pasado miércoles en una galería de Manhattan.
La atmósfera era frenética, más de lo normal en los desfiles de jóvenes rebeldes. Antes de que iniciara los fotógrafos se agolparon alrededor de Cyrus, vestida con un conjunto colorido de pantalón y ombliguera, además de algunas de sus piezas de joyería.
Tras la pasarela, en la que muchos de los conjuntos incluían las creaciones de Cyrus, como tocados coloridos y collares, Scott salió para recibir el aplauso del público, levantó a la cantante de su asiento en primera fila y la llevó a dar un recorrido triunfal por la pasarela.
Tras bambalinas Scott explicó cómo fue que la cantante pop comenzó a colaborar en su desfile.
Vivimos muy cerca en Los Angeles y ella tenía una fiesta y yo fui, dijo Scott. Me empezó a enseñar las cosas que estaba haciendo y dije íguau, esto se parece a mi colección, está lleno de color y tiene un flujo de consciencia, de alguna manera todo se vale y de alguna manera todo funciona.
Ella dijo que por supuesto y al día siguiente le mandé un mensaje de texto y le dije que era en serio lo de la joyería para el desfile y ella dijo pensé que estabas bromeando, íestoy feliz. Después me llamó para decir OK, tenemos que empezar a planear, y simplemente se metió y lo hizo.
Scott dijo que su colección está inspirada en general por la idea de un festival de música, como una fiesta al aíre libre en la playa o una fogata. Es como estar sin un techo encima, de noche, con música y gente divirtiéndose. Incluía muchas piezas de colores brillantes con toques hippie, pantalones con tela de retazos, minivestidos con volantes, botas industriales de colores brillantes adornadas con flores. Uno de los grandes temas era Shrek, su rostro adornaba un suéter y una camiseta que decía Shrek Happens.
Si tenías algo de sueño había pantuflas de osos de felpa, incluso un hombre con un edredón sobre sus hombros.
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JOYERIA ALTERNATIVA
“A nuestro alrededor hay materiales de todo tipo. Aquellos preciosos como la plata y el oro, pero también los que pusieron fin a su propósito y que se convirtieron en algo casi transparente, en chatarra y en objetos sin valor.
Estos últimos, los miramos y encontramos en ellos las mejores materias primas para nuestro diseño”. Así describe su iniciativa Yoav Kotik, un diseñador israelí que ha adquirido reconocimiento mundial por sus anillos de tapas de Heineken, collares con latas de Coca Cola y los aretes y brazaletes con adornos de Fanta, Pepsi y 7UP.
La conciencia por el medio ambiente ha permeado todas las aristas de la sociedad, incluyendo aquellas que muchos nunca imaginaron: la moda.
Los abrigos de pieles de animales y las joyas ostentosas con diamantes, a veces producto de explotación minera ilegal, han escandalizado al mundo, pero fueron y seguirán siendo una tendencia y para muchos un lujo.
Sin embargo, es indudable que hoy hay personas que buscan la manera de presentar propuestas diferentes, como la iniciativa que se conoce como joyería alternativa, sostenible o reciclable.
La Peruana, Carla Núñez siempre quiso dedicarse al diseño y comenzó con joyería de plata. Sin embargo, sintió que le hacía falta algo original, divertido y que estuviera al alcance de más personas.
“No fue fácil comenzar, y más porque en América Latina, era un concepto que poco se conocía”. recalca.
Ella, no se desprendió totalmente de la plata porque es un mineral característico de Perú y es lo que mantiene sus raíces; pero sí comenzó a fundirla con materiales reciclables como el plástico, tapas de frascos de perfumes , vidrio, textiles y el cuajo de leche, una resina que se produce con el líquido y que adquiere formas diferentes, con texturas llamativas.
De otra parte, en Argentina está Mabel Pena, una diseñadora de joyas que se ha dedicado a elaborar todo tipo de accesorios fusionando metales con materiales reciclables, especialmente con el denominado “oro contemporáneo”: el plástico.
Como ella explica, el oro y el plástico son materiales de muy larga duración, la diferencia está en que uno tiene valor económico y el otro no. “Pero con mi trabajo yo le he puesto el valor que necesita y además he contribuido al medio ambiente sacándolo del circuito de basura y dándole una utilidad”, recalca la experta.
Carla y Mabel concuerdan en considerar que este trabajo no consiste en juntar materiales por juntarlos. “Todos los que hacemos esto nos preocupamos por el diseño y el concepto. Y es de ahí, de donde sale el valor que tienen como objeto”, dice la diseñadora peruana.
Además señalan que esto es un mercado progresivo que se abre espacio en cada vez más lugares del mundo, como lo viene haciendo desde hace un par de años en América Latina.
Sin embargo, esta no es una industria que vaya a competir ni a remplazar la joyería tradicional. Es respetable que hayan personas que sigan prefiriendo lo que no es reciclable, pero para las diseñadoras las nuevas generaciones tienen más consciencia ambiental y serán los encargados de sostener este tipo de tendencias.
Ello, además, va a llamar la atención de las grandes firmas que con el tiempo se verán atraídas al menos a introducir algo de esto dentro de sus propuestas, dicen. Para Mabel, el futuro es el trabajo con materiales reciclables y no hay vuelta a tras, y para Carla está claro que esto no es una moda pasajera, es una tendencia que vino para quedarse.
Estos últimos, los miramos y encontramos en ellos las mejores materias primas para nuestro diseño”. Así describe su iniciativa Yoav Kotik, un diseñador israelí que ha adquirido reconocimiento mundial por sus anillos de tapas de Heineken, collares con latas de Coca Cola y los aretes y brazaletes con adornos de Fanta, Pepsi y 7UP.
La conciencia por el medio ambiente ha permeado todas las aristas de la sociedad, incluyendo aquellas que muchos nunca imaginaron: la moda.
Los abrigos de pieles de animales y las joyas ostentosas con diamantes, a veces producto de explotación minera ilegal, han escandalizado al mundo, pero fueron y seguirán siendo una tendencia y para muchos un lujo.
Sin embargo, es indudable que hoy hay personas que buscan la manera de presentar propuestas diferentes, como la iniciativa que se conoce como joyería alternativa, sostenible o reciclable.
La Peruana, Carla Núñez siempre quiso dedicarse al diseño y comenzó con joyería de plata. Sin embargo, sintió que le hacía falta algo original, divertido y que estuviera al alcance de más personas.
“No fue fácil comenzar, y más porque en América Latina, era un concepto que poco se conocía”. recalca.
Ella, no se desprendió totalmente de la plata porque es un mineral característico de Perú y es lo que mantiene sus raíces; pero sí comenzó a fundirla con materiales reciclables como el plástico, tapas de frascos de perfumes , vidrio, textiles y el cuajo de leche, una resina que se produce con el líquido y que adquiere formas diferentes, con texturas llamativas.
De otra parte, en Argentina está Mabel Pena, una diseñadora de joyas que se ha dedicado a elaborar todo tipo de accesorios fusionando metales con materiales reciclables, especialmente con el denominado “oro contemporáneo”: el plástico.
Como ella explica, el oro y el plástico son materiales de muy larga duración, la diferencia está en que uno tiene valor económico y el otro no. “Pero con mi trabajo yo le he puesto el valor que necesita y además he contribuido al medio ambiente sacándolo del circuito de basura y dándole una utilidad”, recalca la experta.
Carla y Mabel concuerdan en considerar que este trabajo no consiste en juntar materiales por juntarlos. “Todos los que hacemos esto nos preocupamos por el diseño y el concepto. Y es de ahí, de donde sale el valor que tienen como objeto”, dice la diseñadora peruana.
Además señalan que esto es un mercado progresivo que se abre espacio en cada vez más lugares del mundo, como lo viene haciendo desde hace un par de años en América Latina.
Sin embargo, esta no es una industria que vaya a competir ni a remplazar la joyería tradicional. Es respetable que hayan personas que sigan prefiriendo lo que no es reciclable, pero para las diseñadoras las nuevas generaciones tienen más consciencia ambiental y serán los encargados de sostener este tipo de tendencias.
Ello, además, va a llamar la atención de las grandes firmas que con el tiempo se verán atraídas al menos a introducir algo de esto dentro de sus propuestas, dicen. Para Mabel, el futuro es el trabajo con materiales reciclables y no hay vuelta a tras, y para Carla está claro que esto no es una moda pasajera, es una tendencia que vino para quedarse.
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