ESCANDALO POR ABUSO SEXUAL EN FIESTA DEL SANTA FE
No era un chisme. En la celebración del título de la Superliga, el pasado 1º de febrero, varios jugadores de Santa Fe fueron protagonistas de un lío con una trabajadora sexual que terminó denunciándolos. Directivos guardan silencio frente al tema.
Celebración del título de la Superliga que obtuvo Independiente Santa Fe frente al Independiente Medellín, el más reciente de su exitosa historia. / El Espectador
Era un secreto a voces y el periodismo deportivo lo tenía en su radar. Unos jugadores del equipo profesional de fútbol Independiente Santa Fe habían protagonizado un escándalo con trabajadoras sexuales en un acreditado hotel de Bogotá. El hecho sucedió en la noche del 31 de enero al 1º de febrero de 2017, la protagonista fue una chica prepago que acudió al hotel Dann Carlton de la calle 103 con carrera 15 y el episodio sucedió en desarrollo de la celebración del título de la Superliga 2017, logrado ante el Deportivo Independiente Medellín.
Este encuentro concluyó 1-0 en el estadio El Campín de Bogotá, con gol en el minuto 79, después de un tiro libre cobrado por Ómar Pérez, ligeramente desviado por el defensa del Medellín Andrés Mosquera. La prensa capitalina elogió la conquista, enmarcada como el sexto año consecutivo de lograr títulos a nivel nacional e internacional. Más de 25.000 hinchas celebraron ruidosamente el campeonato. Pero faltaba la fiesta de los protagonistas de la Superliga, que se realizó en el referido hotel 48 horas después de la victoria.
Ese día empezaron los rumores de que algo anormal había sucedido durante la celebración, y en el círculo de los periodistas deportivos se volvió el tema adicional, sin mayores detalles. Cuando alguno de los jugadores era abordado para hablar del asunto, el silencio demostraba que nadie iba a romperlo. El tema llegó a oídos de un exdirectivo de la institución cardenal, quien ratificó que sí hubo excesos la noche de la fiesta, pues así se lo reveló uno de los futbolistas, que le pidió total confidencialidad.
No fue un buen momento para el equipo bogotano. Además de las persistentes averiguaciones de la prensa sobre lo sucedido, el semestre deportivo fue caótico. Rápidamente eliminado de la Copa Libertadores y por fuera de las finales del torneo colombiano, el puntillazo fue la salida del técnico campeón, el argentino Gustavo Costas. A la lluvia de críticas, el presidente de la institución, César Pastrana, salió al paso anunciando nuevo técnico y los refuerzos para el segundo semestre de 2017, pero ni una palabra sobre la fiesta de la Superliga.
Sin embargo, la semana pasada renació el escándalo. A instancias del programa radial El Pulso del Fútbol, de Caracol Radio, el periodista Iván Mejía manifestó que Santa Fe no había contratado más refuerzos porque había pagado $1.800 millones para garantizar un silencio. Se refería al escándalo con las trabajadoras sexuales. El Tren de la Tarde de RCN Radio, La Estación del Expreso de Colmundo Radio y el periódico Q’hubo añadieron detalles, aunque todos con la insistencia de un pacto de confidencialidad.
Por el interés público alrededor del tema, El Espectador indagó con fuentes judiciales y verificó que, efectivamente, a las tres de la mañana del 1º de febrero de 2017, ante una Fiscalía local acudió una trabajadora sexual, o prepago, quien relató todo lo sucedido esa noche. La mujer manifestó que fueron varias chicas de prepago a la fiesta y que ella aceptó tener relaciones con el jugador Carlos Mario Arboleda. Todo fue normal y saldado económicamente, hasta que la mujer decidió regresar al salón del evento principal, situado en el primer piso del hotel.
Según contó la denunciante, ella estaba bailando y tomándose un whisky cuando otro de los jugadores le ofreció $500.000 por un rato de relaciones sexuales. Entonces se fue con él a una habitación del segundo piso y estaban en su intimidad cuando tocaron a la puerta. El jugador, cuyo nombre no aportó porque no lo conocía, abrió y entraron a la habitación seis jugadores más diciendo que querían participar. Ella estaba desnuda y les dijo que no, pero el futbolista que estaba con ella intervino para decir: “Háganle, aprovechen”.
Los jugadores se desnudaron y uno por uno tomaron a la mujer. “Me cogían fácil, como un muñeco, me volteaban de todas las formas (...) y cada uno lo hizo conmigo. Yo no quería, pero no me dejaban ir”. Finalmente se quedaron con ella Arboleda y el segundo jugador que la invitó a tener relaciones, hasta que ella tomó su ropa y Arboleda le dijo que ya podía salir. Incluso la acompañó al ascensor. En su huida, la mujer perdió su ropa interior y una chaqueta de color negro. Cuando regresó al evento, el segundo jugador no quiso pagarle los $500.000 acordados. De tal manera que decidió formalizar una denuncia ante la Fiscalía en Paloquemao.
La mujer refiere que cuando fue accedida por varios jugadores alcanzó a llamar a la persona que la contactó para el evento, pero la respuesta fue que llamara a la Policía. Además de su indignación porque nunca estuvo de acuerdo con esas relaciones sexuales, le pidió a la Fiscalía que investigara, porque ella estaba muy adolorida de la vagina, el estómago y la pelvis. Además insistió en que tuvo mucho miedo por todas las personas que la abusaron, pues nada podía hacer. Al final de la diligencia, la denunciante fue enviada a Medicina Legal para que fuera evaluada y todo el tiempo estuvo asistida por un abogado cercano a su familia.
Hasta ahí lo que quedó documentado de lo que realmente sucedió durante la celebración de la Superliga 2017. El Espectador se abstiene de aportar detalles de la denuncia, en cuanto al descarnado relato de la mujer. Se ha dicho en otros medios que la trabajadora sexual llegó a un acuerdo económico y que eso explica el silencio que rodeaba el episodio. Este diario no puede confirmar que haya existido tal acuerdo. Un abogado penalista ratificó que fue consultado sobre el caso, pero que al final no se concertó nada. No está claro si la Fiscalía ahondó en alguna investigación o si el eventual arreglo incluyó desistir de la referida denuncia.
Los directivos de Santa Fe dejaron claro que ese es un asunto exclusivo de algunos jugadores del equipo, que el evento del que se habla sí lo organizó el club, pero lo que sucedió después ya no es su responsabilidad. En tal sentido, dejaron claro que no se van a pronunciar sobre el caso y que en las actuales circunstancias su deber es estrictamente deportivo. En cuanto al supuesto pacto de confidencialidad, todo indica que el club no puso un peso, pero que sí se concertó y el dinero salió de los premios dados a los jugadores por su conquista de la Superliga, tercera en su historia, después de alcanzarla en 2013 y 2015.
Una vez se empezaron a conocer los hechos, los directivos de la institución fueron alertados de que la prensa estaba investigando el asunto. Inicialmente, el presidente, César Pastrana, fue informado por algunos miembros de su equipo de la situación, con el propósito de que expresara la posición oficial del club. Al respecto, y de manera extraoficial, el directivo del expreso rojo indicó que, en caso de que se hubiesen presentado los hechos entre los jugadores y la trabajadora sexual, se trataba de un asunto personal de los deportistas y que nada tiene que ver con las políticas o con la dirigencia del equipo.
El Espectador intentó contactar de nuevo a Pastrana este jueves, pero no respondió las llamadas. Al cierre de esta edición, la Fiscalía manifestó que el caso está activo y se adelantan varias gestiones investigativas.
Las cifras consolidadas por el Instituto de Medicina Legal mediante su publicación anual “Forensis” y diversos estudios específicos realizados por esa entidad dan cuenta de alarmantes estadísticas de todo tipo de violencia contra la mujer en Colombia.
Por ejemplo, en 2016 hubo 50.767 casos de violencia entre parejas, hacia mujeres (85 %) y hacia hombres (14 %). La población femenina, la más afectada, está entre los 30 y los 80 años.
Según “Forensis”, el domingo es el día en que más atacan a las mujeres. La mayoría de casos se dan en el centro del país, con 39 %; en la región Caribe, con 16 %; Antioquia, con 14 %, y el Pacífico, principalmente. El documento reveló que la violencia sexual relacionada con lesiones aumentó. Se estima que 140 mujeres son agredidas a diario.
Nota del Editor: El título de esta nota fue modificado en respuesta a los comentarios que reprobaban no hablar en él de una denuncia de violación, no de una "fiesta".
(Tomado del Espectador)
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